Olfacción de can soñador
El Viajero Pesimista y yo, que somos la misma persona, os vamos a explicar una de las razones que nos lleva a continuar viajando. Porque son estas cosas las que enamoran el alma humana, que las embellece, a pesar de que el mundo no sea un lugar tan hermoso para la vida como nos quieren convencer:
" Mis más intensas y agradables evocaciones invariablemente venían precedidas por la analogía de una fragancia olvidada en las profundidades de mis vivencias pasadas, tal como esos trastos polvorientos que descansan durante años en la inmensidad de una buhardilla, olvidándonos que existen, y un día por casualidad volvimos a descubrir mientras buscábamos otro objeto, cuyas formas geométricas nos trajeron recuerdos al observarlos con aquella capa de polvo que los envolvía.
Era el olfato quien redescubría las más exquisitas y abisales historias de mi memoria; y también, quien me ofrecía los efímeros pasajes como glorias pretéritas. Y en verdad, si no lo fueron tanto de triunfantes, tampoco tenían mucha relevancia, serían menudencias que no quería explorar por la gloria de mi cronología escrita, y es que el gozo nostálgico que producen bien valdría el adulterio de los mismos.
A través de olores que campaban en un territorio exótico, solían resucitar aquellos enterrados en los abismos de las conexiones cerebrales. Y era allí, cuando acontecía el magnífico espectáculo, después de emanarlo a través de mis fosas nasales, menos agudizadas que las de los perros u otros mamíferos ¿Qué deben sentir ellos? A veces pensaba con un grado de envidia. Las extintas emanaciones volvían a reflotar en mi consciencia , relatándome magistralmente, sin vocablos ni imágenes, el pasado olvidado.
¡Lástima que no se pudieran inmortalizar las emanaciones en libros! Y que otros pudieran disfrutar de tales experiencias. Sería un gran descubrimiento para la humanidad poder legar las olfacciones íntimas a otros seres humanos; no obstante, sólo nos podíamos contentar con las nuestras propias, ya que es tan personal, tan efímero y tan hermoso... que solo uno desea que algún día volviera a repetirse.
Posiblemente, por esta razón, por su díscola brevedad, era sin lugar a dudas la mejor forma de retornar al pasado, de recrearlo. Ni un libro de mil páginas, ni millones de fotos ni billones de horas cinematográficas tendrían los misma manifestación embelesadora en mi mente. Era, en definitiva, una bruma que causaba grandes y placenteras vibraciones en mi interior como la mejor melodía narrativa del universo.
Normalmente, para que ocurriera esto, un acontecimiento extraordinario e inédito había de acaecer en los profundidades de la no- consciencia, vaya uno a saber: trombas marinas, tormentas eléctricas, maremotos...Sólo en un tumulto de ideas inconexas, ante un acaecimiento externo novedoso e intenso, era cuando la artillería pesada de nuestro cuerpo trabajaba a marchas forzadas, y era cuando había más probabilidades que resurgiera los olores pasados ,donde había escrito una hermosa historia. Era en ese instante donde los sentidos se agudizaban como nunca antes, para defender al cuerpo, a ese frágil instrumento que nos daba la posibilidad de representar el mundo (mi mundo, vuestro mundo, pues aunque hubiera una Tierra para todos no era la misma para ninguno). Y en la defensa de la identidad corporal, por sobrevivir, aparece el mayor truco de prestidigitación, las historias pasadas escritas con fragancias imposibles de narrar con palabras.
Y era por ello, por una de estas razones, que uno disfrutaba cambiando de realidad, cuando las circunstancias lo permitían, para ir en busca de las emanaciones olvidadas que me rememoraban los más bellos paisajes con las mejores musicalidades que nos podía ofrecer este especial y mágico sentido."
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