Millonésima representación del instinto ( y no última)


Sugerente y desvaído,

cual fantasmagórico roce

produce en mi espíritu trémulo.

Cuando estoy ido,

por ósculos sibilinos...

Que desenvainan para punzar,

para cazar,

para temblar:

Ora sintiendo,

ora sufriendo.

Y dirán,

esos besos ennegrecidos:

¿Me ves, o no me ves?

Cuestión de honor

o cuestión de amor.

¿Me ves, o no me ves?

Cuestión de fe,

afirmará el trovador.

¡Ay, instinto!

Perverso don del hombre

-lagrimearé, martirizado-.

Cubriendo de lágrimas mi odre,

que ya no rebosará vino tinto.

¡Y que no vuelque!

¡Que no vuelque!

Y anegue cuencas vacías.

Y culparé,

sugerente y desvaído,

con ósculos sibilinos,

a quien sea su receptora.

Y gritaré:

Tú,

que divides y separas.

Tú,

que unes y que enlazas.

¿Por qué avivas de nuevo mi fuego moribundo?

¿No ves,

acaso, mi adiós prematuro,

mi adiós definitivo?

¿Qué quieres de mí,

retorcido Cupido?

Atormenta a otros

y déjame dormir.

¡Que tengo sueño!

¡Que no tengo ganas de sufrir!






Comentarios

Entradas populares de este blog

Mochilero en Angola (I)

XI Crónicas malasia de Mister Cool Uncle

Mi primer día en Teherán

V Zuérate por libre

VI C´est interdit dans le wagon de fer

XIV Kastila en las Islas de Poniente

X Crónicas malasias de Mister Cool Uncle

Mochilero en Angola (IX)

III Kastila en las islas de Poniente