XII Kastila en las islas de Poniente
Kabanata XII
Sobre mantos blanquecinos y astros insoportables
Miércoles, 6 de noviembre de 2024
Abrumado por la incertidumbre, nuestro viajero se levantó aquella mañana en El Nido sin tener del todo claro cómo llegar a la playa Nacpan (taxi, van o en moto de alquiler), situada al norte de la localidad, a unos treinta minutos en vehículo. A pesar de no contar con el carnet de moto, decidió alquilar una de las cuatro scooters que el establecimiento tenía estacionadas sobre la arena junto a la entrada (400 pesos por día). El mayor temor que lo acompañaba era que, en caso de un accidente grave, aunque no fuera su culpa, las consecuencias penales podrían ser complicadas.
Sin planear mucho, se dejó llevar por la intuición. Pero esta vez, le falló. Tomó la dirección equivocada y pasó por la famosa playa Vainilla. La carretera, tranquila y poco transitada, lo llevó por un camino inesperado. Tras media hora de viaje, decidió preguntar a un aldeano, quien le indicó que se encontraba en el lado opuesto, a una hora de distancia. Podría haber consultado Google Maps, pero esa mañana prefería viajar a la antigua usanza, como en los tiempos en que ni las embarcaciones usaban calamitas para orientarse.
Una hora después, cuando el sol ya caía a plomo, llegó nuestro kastila a la playa. Allí, un vigilante, por unos poco pesos, custodiaba las motocicletas.
Solo tuvo que registrarse a pie de playa. La entrada a la Nacpan Beach era gratuita, contrariamente a lo que había leído en las redes sociales.
Nacpan Beach |
Los pocos turistas se concentraban en el centro de la interminable playa, un paraíso de colores de ensueño. Nuestro kastila, con su característico deseo de escapar de las multitudes, solo tuvo que caminar unas decenas de metros hasta quedar completamente solo. Solo unos perros lo acompañaron brevemente, aprovechando la sombra que ofrecía uno de los cocoteros más cercanos. Se quedaron allí unos momentos, disfrutando de la frescura del lugar, hasta que decidieron proseguir la marcha en busca, tal vez, de tesoros alimenticios por descubrir.
Él, ya en completa armonía con la naturaleza, se sumergió en las aguas cristalinas y limpias, disfrutando de buenos chapuzones que le reconfortaron bajo el sol abrasante. La tranquilidad era absoluta, un cobijo para olvidarse de todo.
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Otra perspectiva de la playa Nacpan. |
Nuestro kastila, de piel blanquecina y poco acostumbrado a los menesteres del sol y la playa, recogió sus pertrechos y se adentró en un pequeño camino primitivo protegido por el palmeral, huyendo de la luz implacable y destructora procedente del centro del sistema solar.
Con la nariz más roja que la de Pennywise y el cuerpo dolorido por la flagelación del ardoroso clima, tomó la moto y comenzó a alejarse de aquel rincón paradisíaco. Detuvo su marcha en un solitario local que vendía bebida de coco. Al probarla, le pareció que era la mejor bebida que había experimentado en todos sus días conscientes —aunque, claro, de aquellos en los que no estaba tan sabedor de su existencia, ya le era totalmente imposible juzgar. ¿Y si con dos años había probado una bebida más deliciosa?
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Vehículo alquilado por nuestro kastila: Honda Click 125 v3 modelo 2023. |
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Puesto de bebidas de coco en la estrecha carretera dirección a la playa Nacpan. |
Las nubes, cada vez más gordas y compactas, estallaron con rabia, obligando a nuestro viajero a detener la moto y a refugiarse bajo una repisa de un colmado de techo de uralita con otros motorista autóctonos. Viendo pasar el tiempo, junto a sonrientes filipinos.
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Playa Vainilla. |
Reflexión sobre el Origen de la Homosexualidad
(Cabe mencionar que las opiniones personales expresadas en este microensayo no buscan en ningún momento excluir ni discriminar a ninguna orientación sexual, excepto en aquellos casos en los que se vulnere la voluntad de las personas involucradas.)
La sexualidad entre individuos del mismo sexo es una particularidad observable en los seres pluricelulares. Aunque no contamos con datos concluyentes, me atrevo a afirmar que esta conducta ocurre en un alto número de especies que utilizan la reproducción gámica. Sus orígenes, indudablemente, deben remontarse a los albores de este sistema reproductivo, el cual transformó la dinámica biológica de nuestro planeta.
De manera general, podría plantearse que la homosexualidad responde a dos causas principales:
- Condicionamiento ambiental: Este factor podría ser el detonante inicial de la homosexualidad y , por extensión, de todas las inclinaciones sexuales.
- Causas hereditarias: Estas derivarían del condicionamiento ambiental a través de un proceso evolutivo prolongado. Probablemente, este proceso haya generado modificaciones genéticas que afectan el comportamiento sexual tras una larga exposición a lo que podríamos denominar "inanición heterosexual".
Para sustentar esta hipótesis, propongo el siguiente ejemplo práctico:
Imaginemos una finca completamente cercada en la que se introduce un grupo de perros machos sin la presencia de ninguna hembra. Es razonable suponer que, después de un periodo de tiempo, se darán contactos carnales con connotaciones sexuales entre ellos. Ahora bien, si extrapolamos esta situación a seres humanos, es probable que el periodo de abstinencia sexual antes de que se produzcan relaciones homosexuales se prolongue más tiempo. Este lapso estará influido por el bagaje cultural de cada individuo, lo que inicialmente podría generar una represión sexual.
Aquellos individuos que primero accedan a mantener relaciones homosexuales serán, probablemente, quienes posean una inclinación más acentuada hacia la satisfacción de los placeres sexuales. Podría tratarse de individuos biológicamente más activos o promisorios en términos reproductivos. Por el contrario, aquellos que resistan más tiempo sin mantener relaciones sexuales serán los individuos menos activos o con menores necesidades de procreación. Este razonamiento, por supuesto, parte de la suposición inicial de que todos los integrantes del grupo sean heterosexuales.
En este caso, la homosexualidad podría considerarse como un fenómeno condicionado por factores externos, es decir, por el ambiente.
Si consideramos la historia evolutiva de los seres pluricelulares, podríamos especular que una prolongada escasez de oportunidades sexuales en ciertos individuos debido a factores adversos (físicos o externos) podría haber influido en una inversión de la inclinación sexual. Esta inversión, con el tiempo, podría haber sido transmitida aleatoriamente a las generaciones siguientes. Este tipo de inclinación sexual podría describirse como hereditaria, resultado de un proceso evolutivo prolongado.
En conclusión, el origen de la homosexualidad podría ser multifactorial, derivado tanto de condicionamientos ambientales como de procesos hereditarios a lo largo de la evolución. Sin embargo, esta hipótesis requiere ser validada mediante estudios científicos más rigurosos que permitan comprender las complejas interacciones entre el ambiente, la biología y la sexualidad.
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