Mochilero en Angola (VI)

Capítulo sexto

 Explorando la ciudad de Huambo


La ciudad de Huambo, conocida entre 1928 y 1975 como Nova Lisboa, considerándose durante un breve periodo como la capital de derecho de Angola, aunque no lo era de facto, tuvo sus orígenes en la denominación Wambu, en honor a uno de sus primeros habitantes, un legendario cazador.

Asentada en el Planalto a 1700 msnm, fue diseñada para albergar una población de dos millones de habitantes. Sin embargo, en la actualidad, cuenta con algo más de seiscientas mil personas. 

El apogeo de Huambo (Nova Lisboa) se inició a finales de la década de 1940, impulsado por un ambicioso y audaz plan de urbanización. Este plan allanó el camino para el desarrollo de hoteles, cines, librerías, nuevos edificios públicos, un centro universitario, un hospital y un importante proceso de industrialización local. Durante esta época, la ciudad próspero a un ritmo frenético.

Sin embargo, todo cambio con los legítimos deseos de independencia de los angoleños que se vieron frustrados por la indiferencia de los portugueses al marcharse, dejando un vacío de poder que fue explotado por la ambición de los líderes  de los movimientos armados que surgieron de la sublevación contra Portugal ( MPLA, UNITA...). Esta situación llevó al peor de los escenarios posibles tras su empoderamiento: La confrontación bélica, alargándose durante casi tres décadas. La guerra destruyó  las cosas buenas que dejaron los portugueses, y Huambo al pertenecer al bando perdedor (UNITA), sufrió mayor deterioro y retroceso. Pero el mayor perdedor fue la población en general que los sumieron en una larga y desesperada espera en el "Pandemonium", nunca mejor dicho, porque Angola se convirtió en décadas en la capital del infierno en la tierra.

La UNITA( Unión Nacional por la Independencia total de Angola)  fue fundada y liderada por Jonás Savimbi, y su base social era principalmente ovimbunda,  que de hecho, es  la mayor población étnica de Huambo

Solo lograron prosperar  los dirigentes del MPLA(los grandes vencedores), respaldados por la URSS y CUBA durante la guerra. Gracias al oro negro y la hipocresía de los países occidentales que negociaban sin ningún escrúpulo. Uniéndose más tarde la poderosa China, que no vino  precisamente a mejorar. Y si no, que se lo digan a miles de angoleños desempleados  que presenciaron cómo varios barcos llenos de obreros chinos construyeron el nuevo ferrocarril, con la aprobación del gobierno local. Si bien China estaba invirtiendo en el país africano, no lo hacía precisamente de la manera más beneficiosa para los intereses de la población angoleña.

El contrato social, en definitiva, entre las clases altas y el resto de la población nunca existió, a pesar de las grandes oportunidades que  tuvieron por hacerlo realidad. Eso sí, los lideres del MPLA que eran los que controlaban los recursos más importantes del país, se aprovecharon para enriquecerse a unos límites vergonzosos.

Eduardo Do Santos  fue el presidente que más tiempo gobernó el país: 38 años. En 2017, anunció  su retiro político y fue sucedido por el actual presidente: Joâo Lourenço. Durante sus  últimos años, Eduardo se trasladó a Barcelona y falleció unos años más tarde debido a una insuficiencia cardiaca  en el Hospital Quirón Teknon.


A las ocho de la mañana me encontraba desayunando en la última planta del hotel. Las vitrinas donde se colocaban las bandejas de alimentos estaban vacías. Todo indicaba que habían pocos  huéspedes en esos días. Yo era en ese momento, la única persona en el comedor. Me sirvieron un plato combinado con zumo y café. No era nada especial.

Y tras terminar el desayuno, salí a la calle dispuesto a explorar el centro de la ciudad. Era un ciudad muy animada y bulliciosa, todo lo contrario que a las dos de la madrugada.

Los edificios más destacados de la época colonial  se situaban en el corazón de la ciudad, a menos de quinientos metros de mi hotel. En una gran plaza envuelta por unos edificios coloniales de fachadas rosas anaranjadas, habían erigido un alto monolito  con la estatua del primer presidente de Angola en su base, Agostinho Neto del MPLA. La estatua lo representaba vestido de soldado y armado con su kaláshnikov, con la espalda ligeramente inclinada hacia adelante y los brazos apoyados cómodamente sobre sus rodillas, gracias a la flexión de sus piernas.

Neto era un líder ideológicamente marxista y mantuvo una estrecha relación con Fidel Castro. Durante la larga guerra civil, Fidel ayudó al MPLA enviando quinientos mil cubanos en diferentes oleadas para combatir junto a su movimiento de liberación. Estos soldados fueron reclutados  de manera arbitraria por el gobierno cubano, y el gobierno angoleño les pagaba 2000 dólares por cada  combatiente caribeño, según el autor de Angola la guerra innecesaria: Carlos e Pedre Pentón.


 
Para que nunca se olviden los ovimbundos de quienes ganaron la contienda: Un enorme monolito con la estatua  y su nombre escrito en el suelo de la plaza con caracteres grandes del primer presidente angoleño: Agostinho Neto.


Reflexioné que esa estatua debía ser una afrenta para muchos ciudadanos de Huambo, pertenecientes al bando perdedor, al igual que todas las insignias nacionales que ondeaban en muchos edificios, impuestas por el vencedor de la contienda. En verdad, pensé  esa soleada mañana ,ninguna disputa humana se termina si no es por la coacción de la fuerza, por muy perspicaz y pacifica que aparezca esta; pero, al menos, podrían tener los vencedores un poco de empatía por la aflicción del perdedor.

Después de dar un paseo  por el centro y no encontrar  la  Sa Catedral de Nossa Senhora de Conceiçäo tomé una mototaxi (200 kz) que me dejó por la parte posterior de la iglesia.

La construcción se inició en 1937. Según la página web Welcome to Angola es uno de los principales destinos turísticos de la provincia. Sin embargo, me pareció demasiado pretencioso asignarle tal distinción, y más, considerando que los colores vivos de la fachada se habían retrotraído hasta perder su vigor, dándole un aspecto todavía más decadente y ordinario.



Sa Catedral de Nossa Senhora de Conceiçäo


Interior de Sa Catedral de Nossa Senhora de Conceiçäo


Ya que estaba allí, accedí al sencillo interior del edificio religioso.  En ese momento, se estaban preparando para una misa. Unos hombres abrieron las verjas exteriores y un vehículo funerario entró al patio que precedía a la fachada principal, sacando un féretro de  su interior . Las mujeres congregadas en torno del ataúd comenzaron a cantar mientras los hombres lo llevaban dentro de la iglesia.

Después de una hora vagando por las concurridas calles, entré en la moderna biblioteca pública. Había una exposición sobre la historia contemporánea, y no tan contemporánea de la región. Me llamó la atención el plano de unas ruinas de una antigua capital que, según el plano extraído de un libro, se encontraban cerca de la ciudad. Según mi guía de viajes, fue la capital de Huambo hasta 1902. Esta ubicada en el norte de la ciudad, en el pueblo de Livongue, aunque no  recomendaba visitarla por las escasas posibilidades didácticas que ofrecían las cuatro piedras, a menos que, claro está, se fuera acompañado por un experto.



Samisasa



Biblioteca de Huambo


En mi paseo matutino, me cruce con la antigua estación de Huambo, Estacao de Sao Pedro. Un edificio rectangular y sencillo de fachada rosa anaranjado. En la época colonial, por lo visto, debió ser el color predominante.



Estación de San Pedro


Mientras tomaba unas fotos, un vigilante me miró inquisitivo y yo me acerqué a él, preguntando con la mejor sonrisa posible de todas las que podía ofrecer mi rostro poco agraciado si estaba prohibido hacer fotos. Amablemente, me informó que lamentablemente no estaba permitido. Le pedí disculpas y continué mi paseo por una amplia avenida ruidosa y adornada con grandes tulipaneros africanos, unos árboles con flores en forma de campana que se utilizan para embellecer algunas calles de las ciudades africanas subsaharianas.



Tulipaneros africanos


Cambié 100 euros en el Banco BIC . Fue el cambio  más desfavorable a lo largo de mi viaje y la última vez que cambiaría dinero, por un euro obtuve 903.574 kwanzas y, además, tardaron media hora en completar la transacción. A pesar de esto, el banquero fue extremadamente cordial.



Billete de dos mil kwanza con la efigie de Agostinho Neto.


Comí una pizza y bebí un  refresco en una panadería cercana a mi hotel , luego aproveché las horas centrales del día y más calurosas  para refugiarme en mi habitación, Barajé varias posibilidades para realizar por la tarde y finalmente decidí ir a la pequeña presa de Barragem do Rio Kwando para pasar las últimas horas de sol. Antes intenté visitar infructuosamente el Museo  Municipal ubicado en una casa de la época colonial. El edificio estaba rodeado de maleza y mostraba claros signos de no utilizarse desde hacía un tiempo. Me acerqué  más y pude observar claramente que ya no quedaba nada en su interior.



Museo municipal. Actualmente cerrado.


Pregunté en una bocacalle, junto a mi hotel, a un grupo de motoristas cómo llegar a Barragem de Rio Kwando. Ellos me ayudaron a tomar el candongueiro correcto para llegar al barrio de Plaça Nova (no sé si este era el nombre correcto, pero es lo que entendí). Tardamos unos 20 minutos en llegar.

Desde Plaça Nova,  un motorista se ofreció a llevarme, esperarme durante una hora y luego traerme por 2500 kwanzaal cual pregunté cómo llegar antes. El joven se llamaba Fabio, un suicida en la moto, dos veces estuvimos a punto de chocar literalmente con otro vehículo. En una de las ocasiones, pasamos a centímetros entre dos vehículos que circulaban uno de ellos en sentido contrario, en una carretera estrecha mientras adelantábamos a uno de ellos. Estuvimos a punto de ser comprimidos a dos dimensiones por el remolque de un camión y la chapa de un  candongueiro y quedar  igual de aplastados contra la pared como le solía ocurrir a Tom (Tom y Jerry) cuando perseguía ineficazmente a Jerry, pero resultó que todavía no era la hora de retornar  a la vida tácita a mi conciencia; una vez más, la suerte volvió a aliarse conmigo.



Cuando Fabio casi me convierte en un ser de dos dimensiones.


Barragem de Rio Kwando, mientras descendíamos velozmente por una pista  pavimentada y amenazada por ser engullida por la espesa vegetación, puede observarla por primera vez.



Niños pescando en la presa de Kwando.




Presa del  río Kwando.


Era una pequeña presa que parecía ser de la época colonial, reteniendo las aguas del discreto Rio Kwando y creando un hermoso pantano. Los lugareños aprovechaban para limpiar sus vehículos en la playa fluvial, mientras que los niños intentaban pescar y algunos afortunados disfrutaban de una bebida en el único comercio disponible. Algunos más osados se atrevieron a pedirme dinero.



Conductores lavando sus candongueiros en el pantano de Kuando


Leí que algunos locales lo utilizaban este lugar los días festivos para hacer un picnic con la familia. 

Me acerqué a la Iglesia da Missäo Católica do Kuando, a menos de cien metros de la esplanada donde me dejó Fabio. Era una iglesia grande y feota en un entorno increíble y en un estado de decrepitud. Un perro callejero andaba por las escalinatas lentamente, ajeno a mis disparos de la cámara fotográfica, buscando un rincón donde tumbarse.



Iglesia da Missäo Católica do Kuando


Luego, exploré  el entorno hasta que el sol comenzó a ponerse, tiñendo el horizonte de colores sanguinolentos.

Marchamos  dirección a Nova Plaça, con la misma intensidad y riesgo que en la ida. Felizmente, llegamos sanos y salvos y me despedí secamente de Fabio, que sonría como un niño inocente que no percibe el peligro.

De vuelta al centro de Huambo en el candongueiro, solicité al conductor que me dejara en la nueva estación de tren de Huambo construida por los chinos, para cotillear un poco. Una enorme construcción con un  aire oriental por la concavidad de su techo , reflejando su influencia arquitectónica.

Esa noche del miércoles 23 de mayo de 2024  había un tren a Benguela. No hubiera sido una mala opción viajar de noche, a pesar de que prefiero siempre hacerlo de día para no perderme los paisajes que ofrece el viaje.



La nueva estación de tren de Huambo


Las últimas horas las pasé tomando varias cervezas en un  local moderno y cené en un restaurante pakistaní, donde el humus tenía un sabor malísimo y la salubridad del local era dudosa, confirmándose mis peores temores en la habitación del hotel, al pasar un buen rato en el inodoro de mi baño privado. La cena me costó 2850 Kz.

Y así se acabó mi corta estancia en Huambo, con los intestinos convertidos en una manguera con la rosca rota, echando agua constantemente hasta medianoche.



Nos vamos de la altiplanicie angoleña





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