Fascinante Yazd

FASCINANTE YAZD


Son las 09: 00 horas de marzo de 2019 cuando inicio oficialmente mi exploración del casco viejo. Vagando sin apresuramientos ni ansiedades, deseando sumergirme en este oasis urbano que rememora épocas pasadas de lugares que despiertan la imaginación de dragones, hechiceros y brujas habitando sus casas y sobrevolando su espacio aéreo. Sorprende también las tonalidades de marrón ocre que debieron dificultar en la antigüedad reconocerla desde el horizonte desértico. Las casas cuentan con las célebres torres del viento, diseñadas para contrarrestar el calor extremo del verano.  

Aquí hace calor, pese a ser invierno. Las bajas temperaturas de Teherán son un recuerdo.

Hay cánticos y bullicio, alegría desbordante tras un muro pintado con camellos amistosos y candorosos, y niños alegres jugando en el patio de una guardería…¿Es Europa? No, amigo mío, esto es Irán. El Irán temible que tantas veces ha sido descrito por Occidente con miedo y terror. Los cánticos universales de alegría me recuerda que las diferencias son menores cuando estamos más cerca de nuestro nacimiento.



Cuesta creer que lo que brilla inocentemente hoy pueda convertirse en un oscuro agujero negro dispuesto a devorar todo lo que lo rodea. Aún que, si reflexionamos con calma, nos daremos cuenta que no es una particularidad exclusiva del pueblo iraní. La singularidad de Irán radica que quienes gobiernan son los menos inocentes de una generación, los adultos que abandonaron los cánticos y la frescura en favor de la oración, la seriedad y la amargura, como si la vida hubiera que tomársela demasiado en serio. La mala costumbre de inmiscuirse en la vida privada y decir cómo debe ser de muchos gobernantes a lo largo de la historia. Las ideologías nunca al servicio del pueblo, sino a la oligarquía que les favorece.

Pero. hijo,¿ Cómo te aventuras a esos lugares? Le pregunta la madre al Viajero Pesimista, a pesar que ya no eres un niño y ella ya no tiene el deber de protegerle y cuidarle. No solo los familiares, sino también amigos y conocidos se unen a expresar su preocupación, como si  estuvieras alistándote en el ejército para participar en una guerra.

¿Dónde está la entrada de este museo ? Intenté acceder al museo, cuyo nombre no recuerdo y no me tomaré las molestias de buscar en Google por pereza( No. Este blog. no es una guía al uso, así que no me toquéis las pelotas, y no seáis tan perezoso como yo y buscar un poco por la red). Está dedicado a los conductos de agua que suministraban antiguamente a Yazd, una ciudad en medio de una tierra yerma. En ese momento, una mujer de una de las casas contiguas apareció y al verme mirando las entradas de la calle se dio cuenta que estaba buscando la entrada del museo. Resultó ser la conserje, o algo parecido. Abrió la puerta y paqué 150.000 riales por la visita ( Ahora no os quejáis. ¿Eh? Os he dado un dato importante).

Unas estrechas escaleras me conducen a una sala central desde donde se accede a los acueductos subterráneos y a un pozo que solía tener una antigua apertura al exterior, ahora cercada en su superficie. En uno de los laterales, había una escalera de caracol con los peldaños desgastados, reemplazados en parte por unos metálicos. Subí hasta arriba, pero la verja me impedía salir al exterior. Regresé abajo y me aventuré un poco por uno de los canales oscuros y estrechos. No vi ningún cartel que prohibía el acceso, pero no parecía una buena idea hacer de Indiana Jones y entrar solo por ahí. Incluso si no me sucediera nada, la experiencia me dejaría como un cerdo después de revolcarse felizmente en el fango que cubre el canal.




Esta visita complementaba al museo del Agua, dedicado a los intrépidos trabajadores que hicieron realidad estas canalizaciones de agua. En él se exhibían fotografías de época, utensilios, vestimentas, y mucho más.

Mientras caminaba de nuevo por las angostas calles del casco viejo, uno se olvidaba que estaba visitando una ciudad con más de un millón de habitantes. Los lugareños daban la espalda a lo antiguo y apenas había comercios. Donde no había hoteles, reinaba una tranquilidad absoluta, similar como pasear por el desierto. Nadie diría que se trataba de una gran ciudad. Pasear por aquí era casi mágico, hacía soñar al Viajero Pesimista con tiempos más lejanos y misteriosos. Se decía que Marco Polo había pasado por aquí, si mi memoria de pez no me fallaba. ¡Mundos que nunca más volverían! Solo la imaginación podía recrear esas situaciones gracias a esas personas que dedican su vida a reconstruir el pasado, mientras otros, a través de las creaciones literarias, recreamos vidas y civilizaciones pasadas.

Salí del casco viejo alrededor de las 11:30 h hacía Ateshkadeh, que se encontraba casi a dos kilómetro de distancia. En la avenida Favardin, había una casa de cambio, pero no estaba seguro del tipo de cambio de divisas que tenía. Ese día decidí caminar bastante.

Accedí al Templo del Fuego Zoroastra. Era un edificio sencillo y nada extraordinario precedido por un hermoso parterre con un estanque ovalado. En el interior del edificio, protegido por un mampara transparente, ardía la llama sagrada, considerada uno de los elementos más sagrados de esta religión monoteísta. Según cuentan, lleva ardiendo ininterrumpidamente desde el año 470. Aunque conociendo la naturaleza humana, es poco probable que sea cierto. Pero dejemos que la mente sueñe y creamos que es verdad, pues ¿para qué arruinar el romanticismo de la llama? En esos momentos, bajo el influjo de la llama, deseaba sentir cómo la magia de las ilusiones del tiempo invadía el espacio más romántico de mi alma.

Al lado de aquel edificio había una pequeña sala con algunos panales informativos y fotografías. Al leer cómo se extendió aquel movimiento religioso, pude comprobar que seguía los mismos patrones que las religiones más importantes. Gracias al apadrinamiento de la autoridad de un imperio, y no tanto por su mensaje, que por sí solo no hubiera llegado ni al vecino.¿ Cuántos Jesús quedaron en el anonimato en la época de los mesías en el Oriente Próximo por no tener un padrino? El cristianismo había contando con el respaldo del emperador romano Teodosio, el budismo había tenido el apoyo del emperador indio Asoka, y así sucesivamente. Al final te das cuenta que lo que menos importa es el mensaje. Y es que no hay nada como arrimarse a un gran árbol para crecer; antes, ahora y siempre.

También llamaba la atención y da qué pensar que los fundadores de las religiones principales todos llegan a la edad senil y superando la esperanza media de vida de sus coetáneos; exceptuando Jesús, el único que no llegó a viejo.

Caminé durante media hora más hasta llegar al  Museo de Lámparas y Espejos, que solo lograba provocarme bostezos. Estaba situado frente a un gran parque arbolado, mucho más interesante que un lugar que solo conseguía ponerme de mal humor con tantos espejos colocados en todos los ángulos inimaginables, los cuales desconsideradamente me mostraba la cada vez más predominante coronilla en mi cabeza. Si no fuera por estos artilugios del diablo pocas veces me acordaría de ella. ¿Quién habría sido el graciosos que los inventó? Seguramente algún vanidoso guaperas que vino a fastidiar a los feos, quienes éramos felices sin conocer nuestro propio rostro. Y ahora, va, e inventan el Instagram, los muy jodidos.

En las cercanías había un pequeño local que servían básicamente tés. Decidí parar allí un rato para descansar y charlar con un iraní que hablaba algo de inglés.

Conozco a los Gipis Kings, muy buenos – comentó él.

¿Quién son ellos? - Le pregunté yo, que era más fanático de la Polla Records.

 – Sí, son un grupo famoso que canta en español -respondió. Luego, conectó el bluetooth de su móvil a la torre de sonido del local y empezó a sonar una canción:” Bamboleo bambolea, porque mi vida yo la quiero vivir así …Bamboleo bambolea, porque mi vida yo la quiero vivir así”.

– ¡Ah! ¡Vale, vale! Conozco la canción, pero no sabía ni el nombre del grupo. Le dije. Sinceramente, alguna vez escuché el nombre pero como nunca le puse atención no asocié el grupo con la canción. 

Y fue poniendo otras canciones en español que había escuchado más de una vez, aunque no fuera el fan número uno de esos artistas, quien se sorprendió de mi desconocimiento. En medio de una de esas canciones, estuve a punto de decirle que buscara una en particular:

"Puedes llevarme al Irán

Y presentarme al Imán

Pasearme por Teherán

Y mandarme al frente de Iraq.

Puedes colgarme de los pies

Y fusilarme también

Cortarme las manos sin piedad

Y llevarte a mi chica ye-yé."

De Siniestro Total.

Pero al final, uno que no es tan valiente, lo pensó dos veces y no tuvo el coraje a decírselo. No fuera a ser que la ley de Murphy apareciera por esos lares y algún defensor del régimen entendiera español.

Comí en uno de los molinos de henna rehabilitados como restaurante, que no estaba lejos del museo de los espejos. La carta estaba únicamente en farsi, pero había fotos y los dueños eran hospitalarios. Pedí pescado y una ingente cantidad de arroz. junto  con una de esas cervezas sin alcohol afrutadas que comercializaban en este país. Al final uno le fue cogiendo el gustillo y, sobre todo, nunca acaba uno borracho y molestando algún parroquiano del lugar con una melopea obsesiva y aburrida.

A las cuatro, con el calorcito del mediodía, iba caminando de vuelta a la zona vieja cuando un taxi me interceptó y me preguntó si quería ir a algún lugar. Pues mira, sí, a las torres del silencio. ¿400.OOO riales? 350.000. De acuerdo. Subí al taxi. Al final, acordé pagar 900.000 riales (ida y vuelta) por la visita a las Torres y Saryazd.




Llegamos a las torres del silencio, situadas a las afueras de la ciudad. Había una gran explanada cercada con algunos edificios de la época, edificios que funcionaron a todo gas y donde se preparaban a los muertos cuando todavía no habían invadido estas tierras los seguidores de Mahoma, los trabajadores funerarios tenían prohibido el acceso a Yazd:

< < cuando un cuerpo deja de vivir corre el riesgo de ser contaminado por los demonios y perder su pureza. Para evitarlo, Zoroastro y sus seguidores purificaban el cadáver mediante la exposición a los elementos y aves locales en la parte superior de unas torres de cima plana en el desierto llamado dakhmas.>>

Un poco más adelante, había dos colinas coronadas por una Torre del silencio cada una. A mano derecha la que llamaban Golestan, que era la más visitada debido a que estaba mejor conservada, especialmente los peldaños de la escalera en comparación con la otra, Maneckji, donde prácticamente no existían.

Subí hasta la cima de la colina del Golestan y entré al edificio policéntrico donde dejaban los cadáveres para que fueran devorados por aves de rapiña, hasta que los huesos quedaban totalmente blancos y desnudos.

Ciertamente impresionaba estar allí, pensar que no hacía tanto se practicaba ese ritual funerario que resulta tan incompresible para nosotros. Saber que una ingente cantidad de buitres se reunían para disfrutar del banquete de cadáveres, y que esas mismas aves tuvieron que emigrar cuando esta costumbre llegó a su fin para siempre. Como dicen, nunca llueve a gusto de todos.

Saryazd, donde Cristo perdió la zapatilla, contaba con una maravillosa fortaleza que todavía conserva algunos habitáculos utilizados como corrales. Además, en sus alrededores se encontraban dos caravasares que solían ser la última parada de la ruta de la seda antes de llegar a Yazd. Pasé un rato explorando el recito con algunos turistas iraníes. El pueblo iraní era bastante culto.




A la vuelta, tuve la suerte de encontrarme con uno de los taxistas más simpáticos y honestos de todo mi viaje. Inesperadamente, se lanzó el tío a cantar música tradicional mientras yo lo grababa con mi móvil, previa aceptación.

Luego, me sorprendió con su pregunta.

-¿Qué hay playas nudista en Europa?

 -Sí.

 -¿Y no tocan a las mujeres?

 -Normalmente se suele respetar.

 -¿En serio?- Preguntó desconcertado como si me estuviera quedando con él.

 – ¿Y es fácil ligar ? 

Siempre que juegues en tu liga, sí. Ya que siempre solemos querer jugar en ligas superiores que no nos corresponde jugar y acabamos goleados. 

 -Claro, claro! – Reflexiona el taxista en voz alta-. Las guapas con los guapos y los feos con las feas.

 -¡Ja,ja,ja! Eso mismo. – le contesto todavía incrédulo por las preguntas tan inocentes que en Europa es impensable que alguien te pregunte. 

Me dejó en el casco viejo. La luces del día menguaban rápidamente, la noche estaba al acecho. Cené en un local cercano a mi alojamiento y me despedí de un buen día en Yazd.

¿ Qué vas a Yazd y no visitas la fotogénica mezquita Amir Chakmaq?Puede preguntar algún lector al Viajero Pesimista. Obviamente, por su carácter podría haber pasado; sin embargo, no fue así, lo vio el día anterior. Y sí, él y yo, que somos la misma persona, os aconsejamos la visita, no solo a este monumento, sino a todo Yazd. La ciudad más bonita de las que visité en la antigua región de Persia, con permiso, siempre, de la mítica Persépolis.








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