De Bagdad a Erbil en transporte público

Era mi segunda mañana en La Ciudad de las Mil HeridasBagdad

La carretera del infierno.

Me levanté temprano para tomar un taxi colectivo hacía Erbil, capital del Kurdistán iraquí. Mi  intención era pasar todos los días de vacaciones en el Irak Federal, es decir, la región árabe; pero el final del Ramadán trastocó mis planes, y decidí viajar a esta región, donde la mayoría de la población es kurda, ya que pensé que los preceptos islámicos  serían más relajados.  Siguiendo mi intuición. 

Salí del hotel , y cambié el sentido de  la dirección cruzando la calle de las naves industriales, para coger un taxi. Enseguida paró uno que por 4000 dinares me llevó hasta la estación de taxis colectivos Al Nahda, que se encuentra aproximadamente a cinco kilómetros del hotel,.El conductor me advirtió que tuviera mucho cuidado con mis pertenencias, ya que la citada estación había muchos amigos de los objetos ajenos.

Era una pequeño solar asfaltado con hileras de taxis entre estrechos andenes.

Rápidamente fui abordado por el conductor de un todoterreno de siete plazas, quien me solicitó ver el sello de entrada  para confirmar que la visa estaba al día.  No quería tener problemas en los controles de seguridad y le demorara el tiempo de viaje por culpa de un extranjero despistado o demasiado listo.

El precio del viaje costó 35000 dinares . 

Al regresar a la capital, me querían cobrar 40,ooo dinares, pero después de una dura negociación, el conductor aceptó cobrarme a regañadientes 35,ooo. Sin embargo, antes de finalizar el viaje, me di cuenta que el precio justo era el que me había pedido al principio.Es importante tener en cuenta que el número de plazas que tiene los taxis  también influye en el precio final, no es lo mismo llevar a cuatro personas que a siete. Así que le pagué los 40,ooo dinares, pues no se trata de viajar lo más barato posible, sino hacerlo lo más justo posible. A veces es mejor que te estafen a que estafes. Al fin y al cabo, la renta per cápita de muchos países es mucho más baja que la del nuestro y a ellos les perjudica muchísimos más perder dinero. Me ha ocurrido unas cuantas veces que me he puesto tan cabezón, con la obsesión de que no me cobraran más, que he perjudicado a una persona decente y honrada, muchas veces me ha dado tiempo a rectificar y arreglarlo, pero no siempre.

El recorrido transcurrió por áreas áridas con algunos palmerales dispersos. De vez en cuando se podían ver vehículos calcinados a lo largo de la carretera, probablemente restos recientes de un pasado violento, y también había estructuras indefinidas retorcidas de aflicción, por una aflicción que tardara en desvanecerse. La carretera estaba en mal estado y parecía estar en proceso de reconstrucción lento y constante, con poca maquinaria trabajando en ello. En comparación con los trayectos del sur este era mucho más inquietante, una carretera que en vez de llevarme a Erbil creía que me llevaba al infierno. Tal vez, en esta situación, no sería recomendable del todo recorrerlo por tierra y sería más seguro tomar la alternativa área.

En el primer control de seguridad, cuando los militares solicitaron la documentación a los pasajeros, mostré rápidamente mi pasaporte. Permanecimos detenidos durante diez minutos hasta que lograron verificar que mi visado estaba en regla. Muchos policías o militares no estaban familiarizados con el alfabeto latino, lo que parecía la causa principal de la demora. Dado que mi fisonomía no difería mucho de la de los locales, el conductor me sugirió que me hiciera en los siguientes controles el dormido para ahorrar tiempo. Esta estrategia funcionó en los controles posteriores. Los iraquíes era un pueblo culturalmente  muy respetuoso, no querían despertar del feliz sueño al viajero.

Paramos en un área de servicio media hora.  Me llamo mucho la atención que tuve que descalzarme para acceder a los baños públicos, utilizando una de las chanclas dispuestas en la entrada. No me pareció demasiado higiénico. Mientras tomaba un té, observaba el ritual habitual de los conductores iraquíes que aprovechaban estos descansos para acicalar un poco el coche con una manguera de agua.




Llegamos a la oficina de inmigración de la región no reconocida como Estado, pero que  tiene muchas características de uno, o sea, el Kurdistán. Sacamos todo el equipaje y lo colocamos en el suelo para que fueran inspeccionados por los funcionarios, mientras tanto, nos dirigimos al interior de un edificio donde se amontonaban los iraquíes árabes para obtener su permiso, un documento con sus datos, incluida una foto. Los extranjeros, debíamos pasar a una siguiente sala  contigua a esta.  Allí, en la ventana N.º 2, en un proceso rápido, ya que no yo era el único extranjero, un funcionario verificaba mi visa fuera correcta y me daba una cálida bienvenida a la región autónoma del Kurdistán.

Es muy importante tener en cuenta que la visa que se obtiene al ingresar a la región del Kurdistán iraquí por cualquiera de sus fronteras, ya sea terrestre o aérea, no es válida para el resto del territorio iraquí. En la frontera interna que se cruza desde Kurdistán a la región árabe el control de entrada es más flexibles en comparación con la dirección opuesta, ya que los árabes no reconocen este lugar como una frontera.  Es posible que no se os solicite el pasaporte en el primer control , de hecho a mí no me lo pidieron. No tener la visa reconocida por el gobierno de Bagdad podría generar problemas innecesarios para el viajero. (Información de mayo 2022).

En cinco horas y media el taxista nos dejaba a las  afueras de Erbil. Cogí un taxi que me llevó al centro donde enseguida percibí que esta región era mucho más prospera que la árabe. Aquí ,el orden natural de las ciudades, había sido recuperado en gran medida. La vida en el centro histórico de  la ciudad  bullía de gente, con muchas personas transitando y disfrutando de las tiendas y los lugares de encuentro.  Vagué por las calles buscando un hotel donde alojarme, sin demasiadas prisas.  Las primeras impresiones era muy buenas. 






                                                                                                                 Mayo de 2022





Comentarios

Entradas populares de este blog

VI C´est interdit dans le wagon de fer

Mochilero en Angola (VIII)

VIII Mochilero en la utópica República Árabe Saharaui Democrática (Dakhla)

Mochilero en Angola (I)

VII Nouadibú por libre

IX Rugidos del mar

X Mis últimos días en Marruecos

Mochilero en Angola (IV)

Mochilero en el minarete de Samarra

Mochilero en Babilonia